miércoles, 30 de septiembre de 2020

Agarrando la ola

Uf... de nuevo me pasé de largo. Mucho tiempo sin sumar nada. Así que toca un resumen de estos meses, supongo.
A esta antología la acompaña otra, hermana, de la que me falta escribir un solo cuento. Antes hubiera sido un poco enervante eso de esperar una buena idea... pero ya no. En estos meses usé el viejo truco de tomar guiones de comics que no habían sido dibujados y reconvertirlos a cuentos. A veces costó más, a veces menos... a veces directamente no funcionó. Para nada. Pero escribir varias páginas y luego dejarlas ir sin final no me molestan: es parte del proceso, de la búsqueda y el aprendizaje. Nada se pierde.

Con altas y bajas, como siempre, pero con constancia, pude ir cerrando muchos proyectos que hace tiempo tenía empantanados... Eso solo ya es un gran logro para mí y para la editorial. Terminé de escribir un libro del que no puedo decir su título porque está inscripto en un concurso (y ya les dije demasiado).

Así que busco un poco todo los días; ya va a caer lo que me hace falta.

Mientras tanto, la semana pasada, al ver que había terminado otros proyectos personales, comencé otro que para mí es muy importante: la corrección de mi primera/segunda novela, Fragmentos del fuego. ¿Por qué primera/segunda? Porque es la segunda que escribí, pero va a ser la primera que publique, ya que la primera que escribí será corregida y publicada, si todo sale bien, el año que viene.

Hasta ahora pude avanzar a paso firme, a razón de varias páginas por día (no trabajo solo en esto, le dedico una hora o una hora y media, a lo sumo dos, de manera que es bastante). La cuestión es releer todo y corregir errores desde tipográficos u ortográficos a párrafos enteros que debo borrar, reemplazar o modificar. Lo gracioso es que, si bien el manuscrito de ¡2015! que guardé durante estos cinco años está lleno de correcciones a mano, a veces no necesito usarlo porque al releer el texto en la pantalla ya me doy cuenta de lo que está mal. Es decir, comparto el mismo criterio y ojo crítico de mi yo con cinco años menos de experiencia.

Otra cuestión de la que me alegro es que por fin estoy pudiendo trabajar de noche... Es larga la cuarentena y por decisión u otros factores, los hábitos cambian. En los primeros meses, tenía sí o sí que trabajar de tarde; de mañana me dedicaba a otras cosas, y a la tarde si no tenía que dar clases, aprovechaba para escribir, pero a veces no podía y al llegar la noche, estaba muy cansado y sin enfoque. Escribía, pero poco. Sin embargo lentamente me fui acomodando, y con la conclusión de la antología que mandé al concurso, pude afianzar una forma de trabajo menos caótica, más diaria, tanto por el entusiasmo como por la disciplina que había ido cultivando. Creo que eso me ayudó, ahora, a llegar a la noche mucho más descansado, a veces hasta aburrido por haber estado haciendo lo mismo que el día anterior y el anterior, y eso me genera mucho entusiasmo para lanzarme a escribir. Me acuesto y me levanto más temprano, de manera que puedo aprovechar mejor el día, hacer más cosas a la mañana y tener toda la tarde y la noche para esto. Que no es poco.

Así que en eso estoy. La idea es que tanto esta novela como la otra antología estén listas para fin de año. Tengo mucha confianza en llegar, así que los tendré al tanto.

 

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