lunes, 2 de noviembre de 2020

Lentamente, armando 2021

Hace unas horas dejó de ser octubre... uno diría, cómo pasa el tiempo, no?

Pasa igual que siempre, pero en esta situación, a veces fluctúa de maneras extrañas.

Hace algunas semanas terminé una de las dos antologías planeadas para este año, y la otra quedó así de estar lista... Solo falta un cuento. Pero no es algo que quiera apresurar, así que quedó vacante: la historia que intenté construir no funcionó y mientras espero/busco la idea correcta, arranqué a corregir Fragmentos del fuego, como ya comenté hace unas semanas.

Acá estamos, un mes después, y ya corregí poco más de la mitad. Estoy conforme porque he podido trabajar en ella casi todos los días, pero a veces me castigo por no ir más rápido. Hay días en los que el trabajo me deja sin tiempo o con la cabeza demasiado cansada, y entonces no vale la pena. Sé que no debo castigarme de más, porque no es algo que pueda controlar, pero son hábitos que se van cambiando de a poco.

De todas maneras, haber hecho tanto en cosa de un mes me alegra mucho. Es algo que no había anticipado ni planeado. Y es que la corrección de esta novela no tenía fecha estimada: me había jugado una pequeña apuesta a que la terminaba antes de fin de año, pero era más un desafío personal que otra cosa.

Sin embargo, octubre fue un parteaguas en eso. Fue el mes en el que vi que ya el fin de año se aproximaba inexorablemente y ciertas cosas era mejor dejarlas para después, porque a ese ritmo no se iba a llegar.

Durante buena parte de este año pensé que llegaría a editar dos libros más en Studio Ergo Sum (y tal vez un tercero), y trabajé fuerte para eso. Ahora puedo decir sin ningún remordimiento que no voy a llegar, y es más una decisión personal que un fallo.

Quiero decir: podría hacerlo, pero no lo hago porque sería comprometer la calidad de lo que estoy haciendo. Y no hay ninguna necesidad para hacer eso.

¿Podría apresurar todo? Sí, podría apresurar lo poco que queda para terminar por lo menos la segunda antología y publicarla, pero no le veo sentido. Y si bien creo que para diciembre voy a terminar de corregir Fragmentos del fuego, hacer todo el proceso de maquetación y demás para llegar al fin de año ya es otra cosa y de nuevo, estaría trabajando a las apuradas para hacer algo que perfectamente puedo terminar, con más tiempo y cuidado, para principios del año que viene.

Ya haber retomado Studio Ergo Sum y haber republicado las tres primeras obras es más que suficiente para mí. No tengo que probarle nada a nadie y en todo caso, me estoy probando a mí mismo que puedo completar proyectos a tiempo, y avanzar de a poco o de a mucho, pero diariamente, como dice el lema de la editorial: ni un día sin una línea.

A esto se le suma también que estoy teniendo un poco más de trabajo y por si fuera poco, que de nuevo están surgiendo posibilidades por el lado de la historieta. Algo empieza a tirarme otra vez hacia los guiones y si bien puedo resistir un poco más, sobre todo para mantener el ritmo con Fragmentos del fuego, eventualmente llegará el momento de empezar a trabajar duro para los próximos lanzamientos de mi editorial y de las otras que están dando vuelta.

Así que mi idea ahora es concentrarme, sí, en terminar los tres libros para fin de año, pero sin que eso implique su publicación ya mismo. Eso quedará para el 2021, y ya veré en qué orden y en qué meses, dependiendo de mi volumen de trabajo y de lo que me llegue la maquetación y demás procesos.

¿Qué más puedo decir? Está resultando un año más que productivo, a pesar de todos los inconvenientes. No hace falta quemar todos los cartuchos de una sola vez...




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